jueves, 16 de febrero de 2012

La piel que habito

A la venta:
La piel que habito (2011), Pedro Almodóvar


Yo lo siento. Las películas de este director no me acaban de traspasar la epidermis. Como en toda regla, valen grandes excepciones como Hable con ella o, especialmente, Todo sobre mi madre.
Una cosa sí le he venido reconociendo de manera creciente. La factura de sus films es cada vez más depurada y preciosista. No hay otro director en este país que alcance su nivel a la hora de crear unos espacios, básicamente interiores, repletos de un alud de colores y una plasticidad visual tal, que la fotografía del genial Alcaine hace brillar magníficamente. A ello suele añadirle unos acabados muy sofisticados y profesionales en materia de vestuario, maquillaje y música, de su inseparable Alberto Iglesias. También tiene puntos muy especiales de detallismo. ¿A que pocos habíais visto que la tipografía tiene piel?. Y no olvidemos añadir un capítulo nada desdeñable, que digamos: el de las interpretaciones. Consigue que hasta el habitualmente histriónico Sr. Banderas se modere, ofreciendo un sólido retrato de su personaje. Y Elena Anaya esta interesante.
Bueno, ¿pues dónde está el problema? Evidentemente, en el guión. Historias a cual más rocambolesca. Reconozco que en muchas consigue arrancarme sensaciones, habitualmente en forma de risa sobre lo absurdo. Pero lo que nunca consigue es llegarme. No me conmueve, ni me provoca nada que a mi me justifique ver sus peliculas.
Lo del guión es para darle de comer aparte. Ya no sólo por la historia en sí, que tela. En este caso hasta se puede excusar en el hecho de ser una adaptación, que le va como anillo al dedo, eso sí. Me refiero al hecho de que en este último caso me transmite la impresión de querer demostrar que está de vuelta de todo. Como es Almodóvar, puede hacer lo que le plazca. En medio de un aparente thriller, inserta un ingerto de comedia y se queda tan ancho. Pero mi pasaje favorito es el relato que la Paredes suelta a mitad peli. Ale. Como no sé (o no quiero) contarlo de otra manera, pues le meto el discursito que no pinta ni con cola y así me paso por el forro los buenos cánones del guión bien escrito.
Pues eso. Que a estas alturas, ya no creo que este señor consiga nunca habitar mi piel.

PARA: Publicus almodovarianus
ABSTENERSE: el que no haya visto nunca una peli suya

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