viernes, 17 de febrero de 2012

Shame

Estrenos:
Shame (2011), Steve McQueen


Ya es difícil hoy en día meterse en un cine a ver una peli sin saber absolutamente nada de su trama. Especialmente, si ha sido reconocida fuera y/o premiada. Con esta lo he conseguido. Hombre, el cartel algo dice, pero no aclara nada evidentemente. Sí me apetecía volver a ver al Sr. Fassbender, que me ha gustado en recientes films.
La verdad es que es una de esas películas que cíclicamente entran en el controvertido club de las "polémicas", aunque a veces sea debido a una burda y descarada maniobra comercial. No es el caso. Estando inundada de sexo explícito, verbal y mental, a mí me ha parecido claro que la peli no versa sobre él. Lo que tampoco acepto, como he visto escrito en algún lado, es que sea un ejercicio para reflejar las adicciones varias y a la vez la soledad que asolan el mundo occidental contemporaneo. De ninguna manera.
Para poder defender lo que acabo de comentar voy a tener que desnudar la película desde mi punto de vista. Lo cual implica salpicar este modesto post de todo tipo de spoilers a partir de ahora, cosa que ya he comentado anteriormente que detesto hacer, pero que en este caso, valga la excepción, es inevitable. Así que recomiendo al que la quiera ver que no siga leyendo a partir de aquí.
No es una pelicula agradable de ver. Ni lo más mínimo. Es lo que conlleva ver a alguien sufrir. Pero creo que el mayor mérito del film es la persistente ocultación de lo que motiva ese sufrimiento. Los enganchados a la etiquetación hablarán de un adicto al sexo. Ese no es el tema. Michael Fassbender interpreta muy poderosamente el tormento de alguien que bajo una fachada como la de mucha gente acomodada, experimenta en su carne la duda sobre sí mismo. Y no me refiero a la vana orientación sexual, sino a algo que le traumatiza. El sexo para él es una huida o una persecución, de la que escapa o que anhela, y que tiene que ver con su imposibilidad para amar o para dejarse amar. La prueba es que en la única escena de sexo con sentimiento o verdadera pasión se ve incapaz de consumar.
Y lo que parece obvio es que ese trauma tiene su origen en una infancia que el guión escoge, con mucho criterio, omitir por completo. Lo que consigue, hábilmente, es todo lo contrario: que esté presente constantemente, reflejado en la relación con su hermana.
Insisto, la peli ni me parece agradable, ni la encuentro especialmente atractiva, pero le reconozco una fuerza expresiva bastante conmovedora. No con su explicidad, sino, como en el buen cine, con la evocación de lo que no se muestra.

PARA: interesados en personajes atormentados
ABSTENERSE: espectadores con el pudor por bandera

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